miércoles, 5 de septiembre de 2007
Adolesencia
Mi hija adolescente no quiere que entre en su habitación. Yo pensaba que era para que no le encontrara cartas de amor, o drogas, o armas de fuego, cosas de la edad. Pero pronto empecé a oír extraños ruidos tras la puerta cerrada de su habitación, cuando ella aun no había vuelto a casa. Por no perturbar su intimidad, no quise desvelar el misterio, pero cada vez los sonidos son más extraños, como ladridos, o relinchos, gruñidos que no me atrevo a calificar. De pequeña siempre quiso tener un perro, ponys, y algunos tigres. Pero no, no creo. no sería capaz...
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2 comentarios:
jejej asi es la adolecencia... todos pasamos por eso...
un saludo y mucha suerte...
chales
una disculpa
nohabia leido otros posts...
me encantan tus cuentos... putamadre, ese del dragon me dejo pensando mucho.
un abrazo
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